Reconstruir, rehabitar, repensar
1 de Enero de 1970
Foto: Mikel Blasco. Intervención 'Transiciones divergentes', por Tarte Arkitektura
Vivimos tiempos convulsos, de crisis ecológica, sanitaria, económica, social… Tiempos de grandes retos para los que necesitamos soluciones urgentes, imaginativas y transformadoras. Tiempos en los que urge repensar cómo habitamos el mundo y cómo sobreviviremos en él en un futuro próximo. Tiempos que también deben servirnos para repensar la ciudad y la necesidad de una arquitectura y un urbanismo renovados, que superen la actual desigualdad socio-espacial y un desarrollo ambientalmente insostenible.
El mundo ha confiado demasiado en el crecimiento como única forma de progreso y, sin embargo, hace ya años que esta forma de habitar tiene un final. El futuro no puede sustentarse en los mismos fundamentos sobre los que habitamos.
En 1951, en un contexto de destrucción y posterior reconstrucción, el filósofo y pensador alemán Martin Heidegger reconoció, en el texto ‘Construir, habitar, pensar’, que hemos perdido la capacidad de habitar el mundo y que, solo si somos capaces de habitar, podremos construir. En su ensayo cita que la palabra del alto alemán antiguo correspondiente a construir, ‘buan’, significa ‘habitar’, que quiere decir ‘permanecer, residir’; y que ‘habitar’ significa al mismo tiempo ‘abrigar’ y ‘cuidar’. Heidegger concluye que el rasgo fundamental del habitar es el cuidar.
La antropóloga norteamericana Margaret Mead considera que cuidar fue el primer signo de civilización que nos ayudó a evolucionar como seres humanos. Si atendemos al origen etimológico de la palabra ‘cuidar’, observamos que proviene del antiguo ‘coidar’, y esta del latín ‘cogit?re’, que significa ‘pensar’.
Volviendo a la actualidad, la filósofa Marina Garcés comenta que nuestro tiempo es el tiempo del ‘todo se acaba’: “Se acaba el progreso, el futuro como tiempo de la promesa, el desarrollo y el crecimiento. Se acaban los recursos, el agua, el aire limpio, los ecosistemas y su diversidad”. Ante esta situación, personalidades relevantes de las ciencias y el pensamiento afirman que si queremos sobrevivir, debemos pensar de otra manera.
Hoy día, la reflexión en torno a la reconstrucción y la necesidad de atender a la relación entre construir, habitar y pensar a la que se refería Heidegger recupera significado, siendo necesario revisarlo desde el contexto de urgencia y emergencia actual. Porque es en este contexto de urgencia donde emerge una forma de creatividad audaz y disruptiva, capaz de ayudarnos a sobrevivir en este planeta. Una emergencia de organizaciones, empresas, instituciones, colectivos, estudios de arquitectura y de nuevos talentos que plantean formas de entender el diseño de los espacios que habitamos en claves de sostenibilidad, inclusividad y cuidado del medioambiente. Nuevas o actualizadas formas de entender la arquitectura y su diversidad disciplinaria. La de quienes entienden que esta es una práctica poliédrica, colaborativa y de responsabilidades compartidas. Una arquitectura que se diseña conjuntamente con sus habitantes, atendiendo a las especificidades y a la identidad del lugar en el que se sitúa. Que entiende que su construcción afecta al territorio y a las personas. Una arquitectura que, siendo atrevida en su diseño, es capaz de reducir el consumo de materiales y utilizar de forma sostenible los recursos disponibles. Una arquitectura que se construye sobre lo preexistente, que protege, cuida y que entreteje relaciones. Una arquitectura que sirve para activar el pensamiento. Una arquitectura que, según el arquitecto y comisario Hasim Sharkis, alude a la necesidad de escuchar y dar respuesta a los problemas, en lugar de imponer criterios desde una vanguardia que da la espalda a los problemas del mundo. Una arquitectura flexible y adaptable a las necesidades de unos tiempos inciertos, en los que se ha demostrado que la realidad puede cambiar abruptamente de forma inesperada. En definitiva, una arquitectura que habite el cambio.
La Bienal como una infraestructura cultural abierta y participativa
Es en este contexto de crisis y de oportunidad donde abrimos un espacio para repensar el papel de la arquitectura en este cambio de época, su responsabilidad en la situación heredada, sus capacidades de transformación, sus áreas de actuación, sus dimensiones espaciales, económicas, políticas y sociales. Será desde una Bienal planteada como una infraestructura cultural abierta a la ciudadanía y al conjunto de actores que participan en la vida urbana, para generar conversaciones y reflexiones que nos conecten con los debates que se están produciendo a nivel global. Un lugar de encuentro fronterizo que nos permita transitar entre las urgencias del momento y la emergencia de propuestas que nos proyecten hacia futuros posibles