Fotograma de 'Saute ma ville', de Chantal Akerman (1968)
Cuando pensamos en cómo se ha representado el baserri en el cine, nos vienen inmediatamente algunos títulos a la cabeza: Vacas (Julio Médem, 1992), Amama (Asier Altuna, 2015), Handia (Aitor Arregi, Jon Garaño, 2017). Pero si, tal como hace Rhizoma, ampliamos la pregunta y si buscamos las diferentes líneas de reflexión que podrían cruzarse en el baserri, el cine también se ramifica. Por ejemplo, si pensamos que en el baserri la cocina ha sido un lugar de encuentro y no un espacio de encierro para la mujer, nos acordamos del primer corto de Chantal Akerman, Saute ma ville (1968) donde la propia cineasta revienta su cocina. O si pensamos en el concepto de circularidad, nos acordamos de Gorria (2020) de Maddi Barber donde la directora retrata a través de las acciones de diferentes manos la relación circular que existe entre los campesinos y los animales. En esta sesión os propongo un viaje donde el punto de partida será el baserri, donde el trayecto ocurrirá entre diferentes fragmentos de películas, pero cuyo final todavía no sé muy bien dónde nos llevará.
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